Cirugía ocular
Según datos de la DGT, el 40% de los conductores utiliza gafas o lentillas. Cada año, alrededor de 150.000 personas se operan para corregir su miopía, hipermetropía o astigmatismo y de este modo librarse de las lentes correctoras. Este tipo de cirugía se basa en modificar la curvatura de la córnea para así subsanar el defecto visual inicial.
Aunque existen varias técnicas (generalmente derivadas de la queratomía radial), la mayoría de las intervenciones (96%) se hace con lásik (láser excimer). En esencia, consiste en hacer un corte parcial de la cornea con una cuchilla para levantar una lámina; esto permite que el láser actúe en las capas internas tallando la curvatura. Cuando el láser finaliza, la lámina se pone en su situación original (cicatrizará sola alrededor de tres meses después).
No obstante, ya se trabaja en otras, como el zyoptik –que, además del defecto visual, corrige aberraciones congénitas del ojo, permitiendo ver mejor que antes de sufrir la miopía– o el láser de centosegundos, que evita tener que realizar cortes: la recuperación de la operación será más rápida y evitará aberraciones posteriores.
Aunque ya existe una gran experiencia con este tipo de intervenciones y pueden considerarse muy seguras y eficaces, hay que tener en cuenta que, como en cualquier otro acto quirúrgico, por simple que sea, pueden producirse complicaciones y efectos secundarios. Es muy importante tener esto claro antes de operarse; hay que plantear, sin reparos, al cirujano, cualquier duda sobre el consentimiento informado.
Dichos efectos acostumbran a ser temporales (unos seis meses) aunque, en algunos casos, pueden ser permanentes. Esto es más probable cuantas más dioptrías se tengan: por debajo de ocho dioptrías las secuelas son excepcionales, pero en el 10% de los pacientes que superan esa cifra hay defectos permanentes.
Los principales efectos secundarios que afectan a la conducción son:
- Dispersión de la imagen y aberraciones cromáticas (distorsión de los colores) por la forma irregular de la córnea
- Neblina, halos o deslumbramiento nocturnos
- En general, problemas en condiciones de baja iluminación (visión mesópica)
Por todo ello, el Reglamento de Conductores establece unas limitaciones a la obtención y renovación del permiso de conducción para dar tiempo a que el ojo se recupere y se estabilicen todos los parámetros visuales, al igual que ocurre con cualquier cambio en las condiciones psicofísicas de un conductor.
¿Qué repercusiones tiene para mi permiso de conducción el que me opere de la vista?
- Inmediatamente después de la intervención se suspende la vigencia del carnet (NO SE PUEDE CONDUCIR), durante un mes para los permisos del Grupo 1 (AM, A1, A2, B, B+E y LCC) y durante tres meses para los del Grupo 2 (BTP, C1, C1+E, C+E, D1, D1+E, D+E)
- Transcurrido ese periodo, hay que acudir a un Centro de Reconocimiento de Conductores (CRC) autorizado, con el informe de de la operación, para someterse a revisión. En caso de que se constate que ya no se necesitan lentes correctoras, se otorgará el ‘Apto’ con una vigencia de un año
- Al año habrá que ir de nuevo a un CRC y pasar el examen psicofísico. Teniendo en cuenta el defecto de refracción prequirúrgico, la agudeza visual actual y la posible existencia de efectos secundarios no deseados, a criterio facultativo se fijará el período de vigencia posterior (hasta un máximo de 10 años)